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  • Foto del escritorEcos

No nos dejes caer en tentación


Por: Euterpe


¨ Tan pronto como la moneda suena en el Cofre, el alma sale del purgatorio¨

Juan Tetzel (dominico)


Día jueves, apenas estábamos terminando de cenar cuando nuestro padre nos dio la orden de apagar el radio y con voz solemne y sacra dijo: ¨todos deben hincarse y no quiero ruidos ni bulla¨.


Mi madre entró a la sala y con la seriedad que pocas veces en la vida le ví, se hincó delante de nosotras, y con su rosario enrollado en los dedos, empezó a rezar. _ En frente de todos los ¨penitentes¨ estaba la ¨santita¨ por siempre virgen Inmaculada Concepción, en un nicho de madera de roble cubierta de flores de plástico y sellada con un vidrio empañado, que cuando mi madre nos dejaba tocar quedaban las huellas de nuestros pequeños e inocentes dedos.


¡¡ Cállense !! Gritaba mi padre, ante la risa y los murmullos de cinco niñas y tres niños hincados y repitiendo frases vanas.


Al finalizar el rezo de una hora, había que disponer a dar la ofrenda o limosna. Mis hermanas con esfuerzo doblaban un lempira (ya estaba desplumado) y con más trabajo aún, se introducía en la pequeña y estrecha abertura que el nicho tenía. ¨ es para la virgencita¨ decía mi madre.


Y así pasaban los siete días que la Inmaculada Concepción moraba en mi humilde casa. Casa llena de risas, de juegos, de rezos, de ofrendas, de rodillas adoloridas, de cielo y de infierno.


Reza madre, reza mucho, reza por ti, reza por tu hija, reza por el llamado detrás de la puerta.


Mi mentalidad infantil, preguntaba si por rezarle a la Inmaculada Concepción se molestaría San Martín, ya que este ¨santito¨ era como un ¨pariente¨ en la casa. Pariente inerte, que observaba todo desde su esquina en la sala, sin ver nada.


Mis hermanas y yo acudíamos a San Martín para cuando era semana de exámenes en la escuela, y luego en el colegio. Eran los únicos momentos que nos hincábamos voluntariamente y con la angustia de un alma en purgatorio, para que nos hiciera el ´´ milagro´´ de aprobar las asignaturas.


¨Todo lo que tenía lo di a la virgen¨ escuchaba decir a una anciana en la misa de los domingos. Yo en cambio, guardaba unas ¨cuantas monedas ¨ para cuando después de la misa, comprar golosinas.


¿Fue por eso San Martín? ¿Fue por eso virgencita Inmaculada Concepción? ¿Fue por mi ¨codicia¨ infantil ?, ¿fue por quedarme con unas cuantas monedas? .


Reza madre, reza mucho, reza por tu hija, reza por las noches oscuras.


Mi adolescencia confundida, ya no hay más rezos. Adonde está San Martín, mi cabeza empezó a hilar como Aracne muchas ideas, no pude clavar las tesis de Martín Lutero en la puerta de mi casa, porque yo, estaba clavada, sedienta de justicia, sedienta de luz sedienta del abrigo que cubriera lo que se había descubierto.


´´Pase hermano, esta es su casa´´ decía mi madre, honrada de recibir al deshonroso hermano¨. ¡Niñas salgan a la sala, que el hermano nos dará la palabra!


Ora madre, ora mucho, ora por tu hija, ora por el cuerpo desnudo en el ropero.


´´ Hermanos, mi hija se casará este domingo y les pido una generosa (pero el pastor quiso decir jugosa) ofrenda especial. ´´ Quién viene al altar a dar su bendita ofrenda y así todos compartamos el domingo próximo de este bendecido matrimonio, están todos invitados´´.


A mi madre le dieron un sobre para una ´´aportación especial´´ por motivo de la boda. Llega el domingo esperado y los novios en un acto solemne en un rito magistral donde no estuvo invitado Himeneo (el dios de las fiestas nupciales).

Todos los ´´santos´´ del señor, reunidos en el recinto con ´´aires´´ de Pedro el discípulo. Finalizó la ceremonia y ...¿dónde está el pastel nupcial? Todos aportaron, pero, ¿dónde está el pastel? Es como decir ¿DONDE DEMONIOS, DONDE DIANTRES, DONDE CARAJOS, ¿DONDE ESTÁ EL DINERO?


Toda la feligresía se preguntaba. Donde está el pastel de los novios. Los cristianos, los cristianos, los niños, las viudas que llegaron sin cenar, esperando comer una ración de pastel nupcial, los enamorados que llegaron a la iglesia a encontrarse y desearse vehementemente.


El pastel apareció, por fin, apareció no en la iglesia, no era para la congregación, apareció en la extensa y fina mesa de un club exclusivo, con invitados distinguidos, el alcalde, el empresario, y los ¨santos sacerdotes´´. ¡Pobre del pobre!


Ora madre, ora mucho, ora por tu hija, ora por la habitación oscura, ora por la que llora.


´´Pase hermano, esta es su casa´´ decía mi madre al hermano, al emisario de Jesús o de Judas.


´´Hija el hermano nos dará la palabra cada sábado´´ _ ´´Agradezcamos a Dios por su vida´´


El ´´religioso´´ dijo que nunca debíamos cuestionar la palabra de Dios, ni lo que hacían sus vicarios aquí en la tierra.


´´Hermana es necesario que ore por usted, levante sus manos y cierre sus ojos, yo pondré mis manos en usted´´


Mis pechos nunca se imaginaron que los tocarían manos ´´sagradas, santas, inmaculadas´´


¡Las cosas de Dios son serias! Dijo mi padre cuando yo tenía siete años y era una niña, hincada ante la ´´ santita´´ Inmaculada Concepción.


Padre nuestro que estás en el cielo, dime para que quieren los ´´santitos´´ el salario, el dinero lleno de sudor, lleno de esfuerzo de las personas, dinero que no sobra y que falta mucho en las casas de mis hermanos hondureños.


Santificado sea tu nombre. Para que quieren los vicarios de Dios, los emisarios que deben predicar y accionar como lo hizo Jesús, el que caminó hace dos mil años aquí por esta tierra. Para que quieren predicar si lo que quieren es producto de su carne. Quieren más ´´carne´´.


¡Líbranos del mal!


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