por: Euterpe.
Aunque es habitual en nuestro tiempo las oleadas migratorias, el transito de la humanidad en el devenir del tiempo ha sido continuo, recurrente y constante. Europa de hecho es un mosaico de oleadas migratorias, tales esos éxodos históricos han transformado el mundo, otro ejemplo es el origen del hombre en nuestro continente americano. El cuál fue fruto de migraciones de pobladores de Asia que cruzaron el Estrecho de Bering, cuando la última glaciación.
Aunque existe otras teorías de transmigración en América, como la ruta de aborígenes de pequeñas islas en el Pacífico. Lo seres humanos buscamos un factor común, vivir dignamente, tener un techo, alimento, y protección. Dedico esta prosa a nuestros hermanos que con dolor, tristeza y esperanza se despiden de nuestra tierra por el simple y solo hecho de anhelar un pedazo de tierra, techo y alimento.
Caravana de la esperanza
Ellos van con expectativas, ellos van con incertidumbre
Ellos van con esperanza, ellos van con dolor
Sin ver atrás, sin más sustento que su dignidad
que los abriga, que los consuela y que alimenta sus esperanzas
hijos de la pobreza, hijos del desempleo, rostros de lamento,
rostros de todos y de nadie, herencia y legado de la miseria.
Ayer tuvieron una historia que contar, hoy solo tienen que decir adiós
a su historia y esperando el mañana con incertidumbre.
Adiós a mi país, adiós a mis hermanos, adiós a mi tierra, nunca volveré
Y se vuelvo es para romper las cadenas que han atado a mis hermanos,
Sedientos de esperanza, sedientos de justicia caminan kilómetros tras kilómetros
dejando a su paso por todos los caminos su historia, dejando huellas de desesperación
Los niños van jugando, van de aquí para allá, encontrando el suelo de una plaza como
su cama y el manto de la noche su cobija, alimentándose de juegos, y de conversaciones
de los adultos, que siguen con firmeza y dignidad.
No me resigno a las palabras del triste Epictecto al decir que el hombre es un simple viajero.
¡¡ Adiós hermanos, adiós hijo, adiós padre, hasta nunca hermana, con lágrimas te digo
adiós mama, adiós ¡! Nunca más volveré, por las noches solo escuchare el eco de tu
rostro, y las risas de los niños. Adiós.
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