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Ciserón: ¿el último genio de Honduras para el mundo?

Actualizado: 31 jul 2020


Por: Sergio Alvarez

El pasado sábado 4 de julio un artículo cultural publicado en el diario La Tribuna captó la atención de algunos hondureños por su estrafalario título. Se trata de un artículo cultural dedicado a la carrera del pintor Ciserón Bautista, en cuyo titular destacaba una frase del propio pintor designándose a sí mismo como el último genio de Honduras para el mundo. Inmediatamente se hicieron notar todo tipo de insultos y burlas a través de las redes sociales, sobre todo entre la comunidad artística.


Es innegable que el ego del señor Cicerón está sobrado. Pocas veces en la historia escuchamos a los genios autodenominarse como tales. Son afirmaciones que dejan un mal sabor de boca, pero ¿significa esto que no lo sea? Exploremos a continuación esta óptica de su obra.





Del trabajo de Ciserón, pueden decirse muchas cosas o ninguna. Particularmente, no considero su obra de interés ni en fondo ni en forma. Plantea imágenes de un expresionismo repetitivo y vacío, que si alcanza algún impacto es por sus dimensiones, el uso del color, pero sobre todo por su nombre. Tras ello no se extiende ninguna propuesta que vaya más allá de la representación simplista, evocativa a penas de ideas evidentes.


Si algo se le puede atribuir al señor Bautista es que hace bien lo que hace, dejando claro que su obra cumple fines evidentemente decorativos y comerciales. No deja de ser digna de admiración su labor, que más allá del trabajo propiamente artístico, consiste en la construcción de un nombre, en la capacidad de venderse como “artista” ante los círculos que domina, cosa que no logran quienes le critican. Comenzando desde muy abajo, tiene hoy el resultado de su consistencia y su talento mercantil.





No hay duda de que el señor Bautista defiende muy bien su trabajo produciendo con ahínco y vendiendo más que la mayoría su producto. Con mucha seguridad es válido entonces afirmar que es el último genio nacido de Honduras para el mundo. Sin embargo, conviene colocarlo en una categoría distinta a la que se intenta adjudicar. No un genio del arte; un genio del marketing.

"Un pintor es un hombre que pinta lo que vende. Un artista, en cambio, es un hombre que vende lo que pinta"

— Pablo Picasso

Creemos que un artista es aquel que no solo crea, sino que cultiva un poder transformativo, evocativo, y que posee la capacidad de captar lo más íntimo de su realidad y expresar lo inmaterial a través de la materia. Aquel que comprende su misión creadora al contrario de lo que impone el mundillo del arte, sus círculos y sus vínculos con el capitalismo como un impulso en donde prima la esencia por encima de lo material.


Pero en última instancia, ¿quién está facultado para decir qué es arte o qué no lo es? Al final, quien decide quien es artista y quien no, es el público; son aquellos que sacan el dinero de sus bolsillos y están dispuestos a pagar por uno de sus cuadros, son las personas quienes al fin y al cabo agregan valor a nuestro trabajo.


A pesar del ego excesivo del señor Ciserón, la intención de este artículo no es la de atacar su producción plástica. Sino la de evidenciar el comportamiento nocivo entre la comunidad artística, que en una constante fragmentación se invisibiliza.


No veo la razón para tanta incomodidad dentro de la comunidad. Vale más la pena cuestionar el hecho de que en Honduras no haya medios de comunicación con la capacidad de ejercer periodismo cultural adecuadamente.


¿Acaso no requiere más nuestra atención, el hecho de que algunos arlequines gocen de espacios de difusión y desinformación en estos medios? ¿no tenemos acaso verdaderos motivos para enfocarnos en problemas que repercuten nuestro esfuerzo, como la ineficiencia de nuestros centros culturales, el mal manejo del dinero que las organizaciones cotizan para la producción artística y cultural del país, y el poco esfuerzo que nosotros hacemos para cambiar esto, por mencionar algunos?


En nuestro contexto nacional, hay poca o nula profesionalización en el campo artístico, y existe entre los mismos creadores un ambiente de críticas que no impulsan ni el mejoramiento ni el desarrollo de la producción cultural. No es momento de comportarse como perros rabiosos peleando por un trozo de pan, puesto que la historia se encarga de poner todo en su sitio, en el tiempo y momento que corresponda.


Todo ente vivo necesita de sus partes para subsistir.

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