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la historia detrás de la carita feliz- smiley


¿Quién inventó la carita feliz?


La historia de la clásica carita feliz se remonta a 1963 en Worcester, Massachusetts, Estados Unidos, cuando al diseñador gráfico Harvey Ball recibió el encargo de crear una imagen para levantar los ánimos del personal de la State Mutual Life Assurance Company. Aparentemente, Ball pasó solo 10 minutos dibujando una cara sonriente deconstruida sobre papel amarillo—una superficie que eligió simplemente “porque era soleada y brillante”. Ball recibió 45 dólares como pago por este sencillo pero ingenioso visual.



Al principio, la compañía de seguros imprimió el diseño de Ball en botones y carteles para sus empleados, con la esperanza de animarlos. Se desconoce si estos “sonrientes” souvenirs funcionaron; sin embargo, smiley ganó popularidad rápidamente. La carita feliz amarilla comenzó a aparecer en todo, desde tarjetas de felicitación y calcomanías hasta camisetas y llaveros. Y si bien es ampliamente aceptado que Ball inventó la cara sonriente, ni él ni la compañía de seguros registraron este diseño ante la Oficina de Derechos de Autor.

Las controversias sobre Smiley


Con el tiempo, hubo muchas batallas legales sobre quién realmente podía reclamar la propiedad sobre el diseño de la carita feliz. A principios de los años 70, Bernard y Murray Spain, dueños de Hallmark, registraron los derechos de autor del diseño con el lema “Have a Happy Day” (“Ten un día feliz”). Los hermanos vendieron más de 50 millones de botones sonrientes e innumerables productos con el diseño original de Ball. Su objetivo era obtener ganancias mientras intentaban recuperar el optimismo de Estados Unidos durante la guerra de Vietnam. Los hermanos se atribuyeron públicamente el crédito por este símbolo de alegría en 1971 cuando aparecieron en el programa de televisión What’s My Line (a pesar de que sabían que Ball era el diseñador original).


En 1971, el periodista francés Franklin Loufrani lanzó The Smiley Company, que se convirtió en un gigante global de licencias que todavía existe hoy. Incluso Walmart intentó registrar los derechos de autor de la carita feliz como suyos en 2006, pero perdió el caso ante The Smiley Company, que ahora tiene los derechos del símbolo de carita feliz en más de 100 países.

En 2001, Charlie Ball (el hijo de Harvey Ball) intentó rescatar la creación de su padre del mundo del consumismo con la creación de la World Smile Foundation, una compañía enfocada en pequeños esfuerzos caritativos. “Harvey Ball creía que cada uno de nosotros tiene la capacidad de hacer una diferencia positiva en este mundo y vivió siguiendo esa creencia”, dice la World Smile Foundation en su sitio web. “Sabía que cualquier esfuerzo por mejorar el mundo, por pequeño que fuera, valía la pena. Y comprendió el poder de una sonrisa y una buena acción”.


La evolución de la carita feliz

A lo largo de los años, se han creado miles de variaciones de la icónica carita feliz. Junto con su diseño, su significado también ha cambiado según los valores sociales y culturales de la época. Lo que comenzó como un simple símbolo de optimismo en los años 60 se convirtió en un logotipo comercializado en los 70 y en un emblema de la cultura rave en los 90. Hoy en día, smiley aparece en artículos de moda e incluso como su propio lenguaje visual en línea en nuestros mensajes de texto y publicaciones en las redes sociales. Es interesante preguntarse: ¿tendríamos los mismos emojis que conocemos hoy si no fuera por el garabato de cara sonriente que Harvey Ball trazó en 10 minutos?


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