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  • Foto del escritorEcos

florecer


Por: Carmen Vásquez


Muchas mañanas desperté, me miraba al espejo y sabía que detrás de esa imagen que rebotaba en el vidrio, en algún lugar había alguien más, y aunque ya no la recordaba como antes me hice a la tarea de recuperarla.


Un día decidí morir del todo y a la vez dejarme vivir, no fue nada sencillo, pues aun en este tiempo me persiguen estragos de esos días.


Caí muchísimas veces, pero era diferente, ya sabía que no era mi culpa, ya sabía que podía levantarme las veces que yo quisiera hacerlo, hable mucho al punto que desahogue mi alma, bote la basura que cargaba, me perdone por dejarme derrotar, por dejar que muchas veces abusaran de mí, me perdone por hacer cosas que no quería y

me perdone por no amarme lo suficiente.


Poco a poco me fui recuperando, recupere mi alma, mi luz, mi ser y hasta mi alegría: Un día deserté me vi al espejo, seguía siendo yo, pero no la misma, “era alguien más” era aquella mujer hermosa, resplandeciente, entusiasta y emprendedora que siempre estuvo dentro de mí.


Todo se trataba de amor, un amor propio pero no egoísta, un amor incondicional, como madre, como hermana, como hija, como amiga, como profesional pero sobre todo como mujer.


Ahora disfruto de las citas conmigo, amo muchas cosas de mí, y las que no intento cambiarlas.


Tome tiempo para conocerme mejor y trabajo en mi todo el tiempo para ser “perfecta”

“Perfecta” para mí, estoy consciente que aún me falta tanto para ser la mujer que quiero, pero cuando volteo la mirada hacia atrás, me siento Orgullosa de ser mejor de lo que era antes.

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